Metallica

Metallica siempre quedará en el recuerdo como pioneros del Thrash Metal y una de las bandas de rock pesado más famosas del planeta. Incluso, para aquellos que en estos tiempos tanto vapulean a esta agrupación.

Me estoy refiriendo a esos fanáticos que comenzaron con ellos a mediados de los años 80, los mismo que recibieron el drástico cambio musical de esta banda como un portazo en la cara. Es que la fidelidad a las raices en el mundo del Heavy y Thrash Metal es algo que se agradece eternamente y no se perdona cuando se traiciona.

Todo comenzó de cierta manera con la realización del album Negro en 1991. Sin embargo, esta placa tiene un mérito que no se puede olvidar. Y es que este disco tuvo la capacidad de juntar dos tipos de personas que supuestamente no podían verse: Los metaleros de corazón y los poperos que atrapan todo lo que tira la ola.

En mi caso personal, yo era feliz porque escuchaba un disco más lento y accesible sin sentir que la música era vendida, y por otra parte, mis despistados y poseros compañeritos tenían la oportunidad de dárselas de duros por algún tiempo. No conozco otro disco que haya tenido tanta repercusión mundial por lograr ese equilibrio entre fuerza y melodía.

Pero la posterior aparición de Load y Reload marcaron el comienzo de la simplista parodia en la que se convertirían. Para luego, en el 2003 hacer el hoyo y sepultarse antes de tiempo con la edición del disco St. Anger, un ruidoso y lamentable remedo Aggro.

En resumen, sólo me quedo con el recuerdo de los antiguos discos de Metallica. Y el agradecimiento por haber expulsado a Dave Mustaine de sus filas. Ojalá, algún día dejen de andar saltando de un lado para otro según la moda del momento. Para así volver a ser la banda que tanto respetábamos.

Pero cuando se pierde el respeto...